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Obras Completas -4v-. Jose Vasconcelos. Mexico 1959. P I E L

Obras Completas -4v-. Jose Vasconcelos. Mexico 1959. P I E L

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Accesorios incluidos: Estuche,libros,primera edicion,unica
Es marca destacada: No
Autor: José Vasconcelos
Colección del libro: laurel
Tapa del libro: Dura
Material de la tapa del libro: Piel
Edición del libro: 1a
Género del libro: Crónicas,Filosofía,jose vasconcelos,juridica,memorias,revolucion mexicana,secretaria de educacion publica
Editorial del libro: Libreros Unidos Mexicanos
Serie: laurel
Tamaño del libro: Mediano
Subgéneros del libro: clasicos americanos,antonieta rivas mercado,alvaro obregon
Subtítulo del libro: memorias y escritos
Título del libro: Obras Completas -4 tomos-
Volumen del libro: 1234
ISBN: 9789681684723
Altura: 19 cm
Es marca TOM: No
Condición del ítem: Usado
Idioma: Español
Tipo de narración: Memorias
Cantidad de páginas: 4500
Año de publicación: 1957
SKU: HM0081
Peso: 4 kg
Ancho: 20 cm
Con índice:


Actualmente, a casi cien años de que se fundara el Ateneo de la Juventud, algunos de sus más importantes integrantes ya tienen editadas sus obras completas. Incluso, algunas de ellas ya cuentan con reimpresiones. Tal es el caso, por solo poner algunos ejemplos, de Alfonso Reyes, de Martín Luis Guzmán –ambos editados en Fondo de Cultura Económica– y de Antonio Caso –editado por Universidad Nacional Autónoma de México–. De igual manera, actualmente, a casi cincuenta años de la muerte de José Vasconcelos, éste no goza del privilegio de aquellos, sus compañeros de generación Es cierto que entre 1957 y 1961 Libreros Mexicanos Unidos editó unas Obras Completas en cuatro tomos. Pero también es cierto que éstas no se han vuelto a imprimir, de manera que son prácticamente inasequibles hoy en día; y, además, es una edición inconclusa y poco o nada cuidada La idea de que es una edición inconclusa lo sugiere el hecho de que en el tomo cuatro, cuando se inicia la sección de obras históricas, apenas alcanzó a incluirse la Breve historia de México, como dando a entender que en el tomo cinco se iban a incluir, entre otras, Los últimos cincuentas años, Apuntes para la historia de México: desde la Conquista hasta la Revolución, además de las de carácter biográfico, tales como Hernán Cortés: creador de la nación mexicana y Don Evaristo Madero: biografía de un patricio Para argumentar por qué es una edición poco o nada cuidada, primero exponemos los títulos que incluyen los cuatro tomos:. Clasificados en obras de juventud y obras literarias, el tomo I, publicado en 1957, contiene, por un lado, Teoría dinámica del derecho (1907), Don Gabino Barreda y las ideas contemporáneas (1910), El movimiento intelectual contemporáneo de México (1916); y, por otro lado, «Libros que leo sentado y libros que leo de pie»; «Recuerdos de Lima», «Visiones californianas» (todos estos incluidos en Divagaciones literarias (1919), Pesimismo alegre (1931), Prometeo vencedor (1920), Ulises Criollo (1935), La tormenta (1936) y El desastre(1938 El tomo II, publicado en 1958, en una primera parte, continúa con la sección de obras literarias y, en una segunda parte, abre la sección de obras sociales. Así, este tomo contiene, por un lado, El proconsulado (1939), Los robachicos (1946), «Cuentos», «Notas de viaje» (que corresponden a La sonata mágica (1933)) y «Cartas y documentos» (que corresponden parcialmente al libro Discursos (1950). Y, por otro, La raza cósmica(1925), Indología (1926); Bolivarismo y monroísmo (1934); De Robinson a Odiseo (1935) y Simón Bolívar (1939 El tomo III, editado en 1959 –año en que fallece Vasconcelos– contiene la primera parte de la sección obras filosóficas: Pitágoras: una teoría del ritmo (1921), Estudios indostánicos (1920), La revulsión de la energía (1924), Tratado de metafísica (1929), Ética (1932) y Estética (1935 Por último, el tomo IV, editado en 1961 y clasificado en obras filosóficas y obras históricas, contiene: El monismo estético (1918), Historia del pensamiento filosófico (1937), Lógica orgánica (1945), Filosofía estética (1952), Manual de filosofía (1940) y El realismo científico (1943. En lo que respecta a la obras históricas, como ya quedó dicho, solo contiene la Breve historia de México (1937) Como puede advertirse, una primera cuestión a observar está en relación con la clasificación de las obras que se hace: primero toman un criterio de edad biográfica –obras de juventud– y posteriormente toman un criterio por género de escritura o temática –obras literarias, sociales, filosóficas e históricas–. En este sentido, por ejemplo, textos como Pitágoras: una teoría del ritmo y Monismo estético, si bien están en la sección de obras filosóficas, también pudieron estar, sin ningún problema, en la de obras de juventud Una segunda cuestión a observar consiste en la inclusión de algunas obras, pero nada más en sus partes o parcialmente, sin hacer alusión al título de la edición original en la que aparecieron esas partes. Los casos más notorios son Divagaciones literarias y La sonata mágica. De éstas, aparecen todos los contenidos, pero no se menciona el título en el que originalmente aparecieron. En una situación parecida, pero distinta, está el libro de Discursos. Originalmente, este libro recoge los discursos de cuando Vasconcelos fue rector de la Universidad y secretario de educación (1920-1924). Pero también recoge los discursos de su campaña política (1929); y, por último, una serie de discursos varios. De éste, lo único que se reproduce en el tomo II de las «Obras Completas», es la primera parte. Cabe precisar, sin embargo, que en el apartado de «Cartas y documentos» del tomo II aparecen algunos textos o artículos que no están en Discursos. Tal es el caso de algunos artículos que aparecieron originalmente en la revista El maestro y en los boletines de la Universidad y de la Secretaría de Educación Pública: «Discurso en el Congreso Internacional de Estudiantes, en 1921», «Conferencia leída en el Continental Memorial Hall, de Washington», «La ley de los tres estados», «La irresistencia al mal», «Aristocracia pulquera», entre otros Otra observación que se puede hacer en el sentido de que esta edición es una edición descuidada están en relación al hecho de que los índices no tienen una uniformidad entre títulos de libros y sus correspondientes subtítulos. En este sentido, si se revisa el índice del tomo III, se puede constatar que un epílogo, «La filosofía en México», que corresponde a Historia del pensamiento filosófico, bien puede tomarse como si se tratara de otro libro. O, si se revisa este mismo índice, también se puede constatar que el título de un libro, Realismo científico, bien puede considerarse como si este fuera una parte de otro, Manual de Filosofía. Esto es, al parecer, lo que hace que Vera y Cuspinera{1} catalogue en su bibliografía al Realismo científico como un texto que no está en las «Obras Completas» Una última cuestión, ya al interior de los tomos, consiste en que no se hace ninguna indicación o señalamiento sobre la historia de los textos que finalmente se recogen en estas «Obras Completas». Desde esta perspectiva, cabe fijarse en dos libros: La raza cósmica y Filosofía estética La raza cósmica fue publicado originalmente en 1925. En esta primera edición, los contenidos son los siguientes: un «Prólogo», en el que viene la cuestión del mestizaje; y «Notas de viaje», en el que relata Vasconcelos su viaje a América del sur, pasando por Brasil, Uruguay, Argentina y Chile. Poco más de veinte años después, en 1948, Vasconcelos saca una segunda edición, considerablemente cambiada. En ésta, agrega otro «Prólogo», en el que alude la cuestión de la guerra que acaba de pasar; el prólogo anterior lo convierte en apartado, «El mestizaje», y finalmente, en «Notas de Viaje», ya no aparecen los apartados en donde relata su paso por Uruguay, Chile y algunos episodios en su paso por Argentina. En otro momento, quizá, podamos explicar, según nuestro parecer, qué es lo que motivó a llevar a cabo estos cambios Vasconcelos. Lo que hay que resaltar ahora es que estas indicaciones no están dadas y la versión de la Raza cósmica que finalmente se incluyó corresponde a esa segunda edición, la de 1948 Filosofía de la estética es otro caso sui generis. Con respecto a éste lo que hay que señalar es lo siguiente: en 1952 José Vasconcelos publicó un libro de carácter filosófico que llevó por título Todología: filosofía de la coordinación. En ese mismo año, también publicó Filosofía estética, pero en Argentina. Si revisamos los contenidos de ambos, podemos constatar que ambos libros son uno, en cierto sentido. Es decir, que el segundo es lo mismo que el primero, pero mutilado. ¿Cuál de los dos es el que queda finalmente en las «Obras Completas»? El segundo, pero agregándole el Prólogo del primero, que no aparece en la edición argentina y en el que precisa qué es lo que entiende por todología, tal como reza el título de la versión publicada en México ¿Cuáles son las causas y las consecuencias de todos estos desatinos editoriales? En el aspecto de las causas, anotamos dos, complementarias. La primera consiste en que es harto conocido que Vasconcelos se preocupaba poco de la edición de sus libros. En este sentido, cabe citar en extenso a Sergio Pitol, encargado, precisamente, de la edición del tomo I: «En 1956, enviado por el editor Rafael Giménez Siles, visité un par de veces a Vasconcelos en la Biblioteca México para consultarle ciertas dudas surgidas en la corrección de planas del primer volumen de sus Obras completas que preparaba una de las tantas empresas editoriales de don Rafael; se me había encomendado el cuidado del volumen inicial. Se trataba, si mal no recuerdo, de unificar la grafía de algunos nombres propios que el autor empleaba de manera arbitraria. En ambas ocasiones me recibió en su despacho, acompañado del Embajador de la República Dominicana, muy amigo suyo, por lo que colegí de la conversación. Era Vasconcelos en esos años finales muy amable, muy sonriente, y al mismo tiempo muy distante. Parecía no interesarse mayormente en la suerte de esa edición que finalmente reuniría todos sus libros, algunos de ellos fuera de circulación desde hacía treinta o cuarenta años. Le señalé la conveniencia de unificar las distintas maneras en que había escrito algunos nombres geográficos o biográficos, y, sobre todo, la variable grafía en los nombres rusos y orientales, a veces copiados de alguna transcripción al inglés, otras al francés, así como evidentes errores de imprenta de las ediciones originales. Me pidió que le dejara las planas y la lista de posibles correcciones y que volviese un par de días después a recogerlas. Pasé a verlo por segunda vez y volví a encontrarlo conversando con el mismo diplomático. Se excusó por no haber podido revisar los papeles. Luego comenzó a examinar conmigo las planas y la lista que el corrector de pruebas había enviado. Ante cada una de las dudas se quedaba un momento pensativo, continuaba luego su interrumpida conversación con el embajador de Trujillo y al fin se dirigía a mí para darme su opinión; después de cinco o seis consultas sobre una lista relativamente larga, dijo que no tenía sentido preocuparse por semejantes minucias, que la editorial decidiera por él, que tenía plena confianza en Giménez Siles y que a fin de cuentas lo único que importaba era el pensamiento y no esas minúsculas quisquillas.» La segunda causa consiste en cierto desinterés o cierto desdén por parte de no pocos personajes de la vida pública en México hacía el último Vasconcelos. En este sentido, el comentario de Claude Fell es bastante ilustrativo: «Cuando intenté saber más (de Vasconcelos), en 1964, durante mi primera estancia en México, los rostros se cerraban y de inmediato se agotaban las posibles fuentes de información. A cinco años de su muerte, José Vasconcelos era todavía una especie de remordimiento de México, a quien se reprochaba indistintamente la acritud de algunos de sus artículos –él mismo se consideraba ‘escritor violento’–, su gusto por el escándalo, su campaña presidencial de 1929, su largo destierro, su participación controvertida en los acontecimientos revolucionarios, el hecho de haber dirigido durante la guerra una revista abiertamente pronazi –Timón–, su antiamericanismo luego transformado en una sonada adhesión a los Estados Unidos durante la Guerra Fría, sus ataques contra la iglesia y su catolicismo exaltado, etcétera.» Una de las consecuencias, la de mayor significado quizás, consiste en que actualmente no hay siquiera una lista sobre la bibliografía, relativa y convincentemente definitiva, de José Vasconcelos. Según se revisen estudios sobre el pensamiento del filósofo, podrá constatarse que hay bibliografías más o menos completas. Sin embargo, también se puede constatar que en algunos estudios aparece bibliografía que no están en otros y viceversa. Incluso puede constatarse que, en algunos estudios, aparecen algunos despistes o deslices. Tal es el caso, por ejemplo, de Claude Fell cuando, en su amplia lista de obras de José Vasconcelos, señala que Artículos (libro aparecido en Costa Rica en 1920, editado por García Monge) es un texto que no aparece en las «Obras Completas». En efecto, Artículos, el título como tal, no aparece. Pero Fell no se percató de que el contenido de éste es el mismo que el de Divagaciones literarias y que este título tampoco aparece como tal, pero sí aparecen, como lo señalamos arriba, «Libros que leo sentado y libros que leo de pie»; «Recuerdos de Lima», «Visiones californianas»

Autores Perennes, Obras Clásicas

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